Biografía de Albert Einstein: La humildad y extravagancia de un genio
Cuando el británico Isaac Newton estableció las leyes fundamentales de la dinámica y, como resultado de estas, la ley de gravitación universal, la física clásica se enfrentó a la imposibilidad de explicar todo fenómeno extraño que surgía ante sus ojos. Al menos hasta la entrada de Albert Einstein en el juego. Su teoría de la relatividad fue el punto de partida de la física moderna y obligó a sus coetáneos a rendirse ante su genialidad. La misma que brilló por su ausencia durante los primeros años del científico.
Einstein nació en 1879 en la ciudad bávara de Ulm, en el seno de un hogar humilde y judío. El pequeño Albert siempre fue un niño demasiado tranquilo, pensativo y algo lento en el aprendizaje. Las dificultades económicas de sus progenitores obligaron a la familia a trasladarse en más de una ocasión: Munich, Milán, Zurich… En este último lugar, Einstein inició sus estudios superiores, donde fue alumno del célebre matemático Hermann Minkowski. Durante estos años, descubrió su pasión por la filosofía y tomó contacto con el movimiento socialista.
Albert Einstein, la relatividad y el nazismo
Fue a partir de 1905 cuando Albert Einstein comenzó a componer diversos escritos sobre física, tratando temas como el movimiento browniano, el efecto fotoeléctrico o la equivalencia masa-energía. El primero de ellos incluso le valió el Premio Nobel de Física en 1921. No obstante, si existe una teoría por la que siempre será recordado es la que corresponde a la relatividad general, presentada en Berlín en 1915. Esta afirma que la gravedad ya no es una fuerza o acción a distancia, sino una consecuencia de la curvatura del espacio-tiempo.
Einstein tuvo que hacer frente desde entonces a un gran número de detractores, consecuencia directa de la popularidad de su teoría. Una cruzada que se vio afectada por su raíces judías, pues varios físicos de ideología nazi lanzaron mensajes de odio hacia el físico. Una situación que motivó aún más su lucha contra lo que él denominaba «los enemigos de la humanidad» y que adquirió su máxima expresión en 1939, cuando contactó con el presidente Roosevelt para promover el desarrollo de la bomba atómica.
Su última visita a España
Antes de mudarse definitivamente a Estados Unidos, Albert Einstein visitó nuestro país. Un viaje en el que ganó una gran amistad con el filósofo José Ortega y Gasset, así como un asiento de excepción como miembro de la Real Academia de Ciencias. Al otro del charco, el físico pasó sus últimos años ejerciendo la labor que marcó su vida: la docencia.
El 16 de abril de 1955, Einstein experimentó una hemorragia interna causada por la ruptura de un aneurisma de la aorta abdominal. Una inesperada complicación que acabó finalmente con su vida dos días más tarde, a la edad de 76 años. Durante la autopsia, el patólogo Thomas Stoltz extrajo su cerebro con el objetivo de descubrir el origen de su inteligencia. Décadas más tarde, expertos en la materia señalaron la calidad de sus células gliales, muy superior en el hemisferio izquierdo, encargado de las habilidades matemáticas.
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